Sabemos que la crisis del coronavirus está cambiando nuestras vidas en todos los aspectos. Hemos interiorizado nuevas reglas y hábitos para contener la pandemia, marcados por la distancia de seguridad, el uso de la mascarilla y el lavado frecuente de manos. A principios de mayo, cuando el Gobierno anunció una nueva fase de la desescalada donde se permitía la realización de deporte al aire libre, miles de personas se lazaron a la calle para retomar la práctica de ejercicio, después de una reclusión de más de cuarenta días. No obstante, a día de hoy, muchas personas se muestran reacias a retomar su actividad por miedo a que no se cumplan los protocolos de higiene, dificultando así su vuelta a la rutina deportiva.

El miedo es una emoción que nos ayuda a protegernos, sin ella no podríamos sobrevivir. Por este motivo es normal seguir sintiendo miedo en esta “nueva normalidad”. A pesar de que la situación sanitaria se haya estabilizado, somos conscientes de que hemos pasado una etapa de gran peligro, y que el virus sigue activo. Por ello, sentir esta emoción en su justa dosis nos permite mantenernos en alerta y ser prudentes, minimizando así los riesgos de contagio. Sin embargo, también es importante aprender a gestionar de forma efectiva esta emoción, ya que el miedo intenso puede llevarnos a actuar de forma desmesurada y a entrar en pánico, limitando nuestra vida cotidiana.

Por ello, es importante aprender a conectar con nuestras necesidades y ver dónde están nuestros límites. Poder realizar las tareas y actividades que me propongo en el día a día es igual de importante que poner límites cuando siento un elevado nivel de estrés. En este artículo repasaremos todos los beneficios psicológicos del deporte, puesto que la práctica del mismo puede realizarse tanto en lugares colectivos (siempre y cuando me sienta cómodo/a retomando el gimnasio/clases grupales/centros deportivos), como en casa, donde muchas personas han mantenido la práctica de ejercicio físico durante la cuarentena.

Es bien sabido que el ejercicio físico contribuye a mantener una buena salud y a prevenir diversas enfermedades como la obesidad, diabetes o patologías cardiovasculares. Practicarlo de manera regular aporta numerosos beneficios para la salud física y psicológica. Para empezar, beneficia al sistema muscular, aumentando su resistencia, flexibilidad y coordinación, fortalece los huesos (reduciendo el riesgo de padecer osteoporosis), mejora el sistema cardiovascular fortaleciendo el corazón, y la respuesta inmunológica ante infecciones o agresiones de distinto tipo.

Otros beneficios del deporte que nos pueden ayudar a mejorar la salud mental y emocional en esta “nueva normalidad” son los siguientes:

1. Libera endorfinas

Cuando realizamos ejercicio físico, nuestro cerebro segrega endorfinas conocidas también como las “hormonas de la felicidad“. Éstas producen una sensación placentera de euforia y bienestar. Los resultados son evidentes en todas las personas, pero especialmente en las que sufren depresión o ansiedad, ayudando a reducir los síntomas de tristeza, generando sensación de relajación e impactando positivamente su calidad de vida.

2. Alivia y reduce el estrés

Antes de la cuarentena, estábamos acostumbrados a tener un cierto nivel de gasto energético por la actividad física. Aunque no practicáramos deporte, solo con salir de casa, desplazarnos a los sitios o movernos por el lugar de trabajo, hacía que nos mantuviéramos más activos.

Durante la cuarentena por covid-19, ese ámbito de desplazamiento se restringió y, además la comida se encontraba muy accesible, dando como resultado en muchas personas un aumento importante de peso.

A nivel psicológico, la crisis ha provocado sentimientos de ansiedad y miedo propios de la situación. Cuando estas emociones no se canalizan de forma sana, aparecen signos de irritabilidad, problemas de sueño, molestias gastrointestinales, dolores de cabeza, cansancio extremo o disminución de las defensas, entre otras cosas. Todos estos síntomas pueden remitir si practicamos algo de deporte.

Además, hacer ejercicio reduce el nivel de cortisol, hormona que se libera cuando el cuerpo se encuentra sometido al estrés. El deporte ayuda a absorberla y a disminuir los síntomas del estrés.

3. Reduce también los niveles de ansiedad

El deporte nos ayuda a desfogar toda la tensión acumulada tanto a nivel físico como mental. Cuando terminamos de entrenar, sentimos sensación de bienestar y vitalidad, pero también cansancio físico al haber gastado un gran nivel de energía. También ejerce una función distractora que permite liberar la mente de preocupaciones y reducir los estados de alerta. Todo ello contribuye a la disminución de los niveles de ansiedad. Además, el deporte también ayuda a la regulación emocional, siendo capaz de canalizar emociones como la rabia, la tristeza, o la frustración.

4. Mejora la autoestima.

Cumplir metas o desafíos de ejercicio, incluso modestos, puede estimular la confianza en uno mismo. Notar los avances hace que nos sintamos mejor en cuanto a nuestro aspecto físico, pero también aumenta la percepción positiva que tenemos de nosotros mismos.

5. Mejora el rendimiento cerebral y la capacidad de memoria y aprendizaje

Hacer ejercicio nos permite mejorar nuestro rendimiento cognitivo, puesto que la actividad física favorece la plasticidad cerebral, es decir, se crean nuevas conexiones sinápticas y permite a las neuronas regenerarse con mayor facilidad. Además, con el deporte, favorecemos la capacidad de memoria y aprendizaje, ya que se estimula la creación de nuevas conexiones neuronales en el hipocampo, estructura cerebral responsable de la memoria, aprendizaje y capacidad espacial.

6. Reduce el riesgo de lesiones

Al practicar deporte de forma regular, mejoramos en gran medida nuestra forma física, reduciendo así el riesgo de sufrir dolores musculares, contracturas y lesiones, además de mejorar nuestra postura corporal. 

¿Cuánto ejercicio tengo que hacer para obtener todos estos beneficios?

Se recomienda como mínimo dedicar unos 30 minutos, por lo menos 2 o 3 veces por semana. La frecuencia va a depender de lo acostumbrado que estemos a hacer deporte. Cuanto más entrenados estemos, mayor frecuencia e intensidad.

Para disfrutar de todos estos beneficios lo importante es mantener una rutina de ejercicios regular y descansar cuando el cuerpo lo pida.

¿Cómo mantener la práctica de ejercicio durante el verano?

Durante el verano es importante seguir ejercitándose de forma regular, encontrando lugares donde poder practicar deporte (al aire libre, piscina, montaña, etc.).Los mejores momentos del día son a primera hora de la mañana y a última de la tarde, para evitar el calor excesivo y la humedad.

  En cualquier caso, disciplinas como Zumba, Hiit, aeróbic, pilates o yoga, están a nuestra disposición en Youtube, Instagram u otras redes sociales, donde profesionales del mundo del deporte ofrecen clases en directo para poder aprovecharlas desde cualquier lugar del mundo.

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