Cuidar de nuestra alimentación es fundamental para mantener una buena salud física y mental.

Sin embargo, cuando comer sano se convierte en una obsesión, hablamos de ortorexia se define como el comportamiento obsesivo por una alimentación adecuada y saludable.

En algunas personas, este proceso comienza de forma inocente, por un interés o deseo de tener hábitos de alimentación más saludables y alcanzar un mayor equilibrio. Pero con el tiempo, estas conductas se van volviendo más rígidas, hasta condicionar el día a día de la persona, desarrollando patrones de alimentación inflexibles que van más allá de una simple preocupación por la comida saludable.

Se trata de un término reciente que empieza a ser valorado como un trastorno de alimentación, debido a su gravedad y las características que parece que comparte con otros trastornos. A diferencia de la anorexia, las personas que sufren ortorexia no están preocupadas por perder peso, sino por comer de la manera “adecuada”.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de sufrir Ortorexia?

Debido a la restricción alimentaria, suele ser habitual que la persona tenga deficiencias nutricionales. Si esta deficiencia se mantiene en el tiempo, puede originar enfermedades a largo plazo.

A nivel psicológico, existe una gran presión a la que se somete la persona para poder seguir su rígida pauta de alimentación, lo que suele derivar en problemas de ansiedad o depresión.

Asimismo, la autoestima se ve afectada de forma negativa, al estar vinculada al cumplimiento o no de las pautas autoimpuestas.

A nivel social, las relaciones interpersonales también se van a ver afectadas, al no poder adaptarse a otros planes que exigen salirse de su rutina de alimentación. Además, el hecho de pasar gran parte de tiempo planificando, comprando y preparando los alimentos los lleva a desconectarse de su red social, y aislarse progresivamente.

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